En el diseño, la luz lo es todo. Es la principal responsable de crear atmósferas y de permitir que el usuario perciba -o no- el espacio.
Pero curiosamente, la iluminación es también el gran desconocido en las escuelas de arquitectura y diseño, pues no se le da la importancia que se merece. Por ello, hemos preparado esta guía concisa con todo lo que un interiorista debería saber acerca de iluminación.
La luz no sólo es estéticamente muy poderosa, sino que también tiene un efecto fisiológico en nosotros. Es decir, que afecta y altera nuestro organismo: la luz puede hacernos sentir apatía o interés, apetito o saciedad, sueño o vitalidad.
Para entender mejor esto, vamos a hacer un muy breve repaso a los fundamentos teóricos de la iluminación.
Como recordarás de tus clases de física de la secundaria, la luz es la pequeña porción del espectro electromagnético que podemos percibir con los ojos. Esta radiación sale del emisor o fuente de luz, rebota en los objetos y es recibida por nuestras retinas.
Cada frecuencia nos hace ver un color distinto: las longitudes de onda de 600 nm nos hacen ver el color rojo, 560 nm nos hacen ver el amarillo y hacia los 400 nm, percibimos el color azul, y en medio de este rango están todos los otros colores que podemos ver.
Por último, hay que recordar que la suma de todas estas longitudes de onda nos hace percibir el color blanco.
Nuestra principal fuente de luz desde que la vida existe, es el sol. El sol irradia luz y calor, que llegan a la tierra. La luz del sol es muy rica, pues contiene todas las longitudes de onda que podemos percibir.
Los ojos son una maravilla, casi un milagro: son cámaras de forma casi esférica, en los que la luz entra por una lente -la córnea-, pasa por la pupila y luego por otra lente orgánica capaz de cambiar de forma a voluntad -el cristalino- para finalmente llegar a una alfombra de células que convierten la luz en impulsos eléctricos.
Nuestra retina cuenta con sensores capaces de percibir tres longitudes de onda fundamentales: Rojo, Verde y Azul. Por ello, decimos que tenemos visión tri-cromática.
Todos los millones de matices que podemos percibir, no son más que combinaciones de estos tres colores primarios.
Cuando la luz que percibimos es muy intensa, la pupila se cierra para que pase poca luz y nuestros ojos no se dañen. En cambio, cuando está oscuro, las pupilas se abren al máximo para dejar pasar toda la luz posible. Recuerda esto, lo usaremos más adelante.
Como dato curioso, existen animales -como el camarón Mantis- que poseen entre 12 y 16 tipos de células fotorreceptoras. Es decir, que pueden ver colores con los que nosotros no podemos ni siquiera soñar.
El fenómeno del color es de lo más interesante: recordemos que cuando vemos un objeto, en realidad estamos viendo la luz que este objeto refleja y que llega a nuestros ojos.
Cuando la luz choca con una superficie opaca, la estructura molecular de esta superficie “atrapa” ciertas longitudes de onda, mientras que las demás son rechazadas y “rebotan”. Esta es la luz que llega a tus ojos.
Por ejemplo, si tienes un objeto azul, podrás apreciar su color perfectamente a la luz del sol. Pero si intentas alumbrarlo únicamente con una luz roja, este objeto se verá negro, porque al estar iluminada sólo con longitudes de onda “rojas”, la superficie no tiene longitudes de onda “azules” que regresarte.
Puedes hacer este divertido experimento en casa. Sólo necesitas objetos de distintos colores y tres fuentes de luz: una roja, una verde y una azul.
Aunque nos encantaría profundizar en este tema tan apasionante, esta información es suficiente para que estemos en la misma página y ahora sí, podamos entrar de lleno en nuestros super-tips de iluminación.
La mejor fuente de luz que puede existir es el sol. Es hermosa, es gratuita y a lo largo del día la gozamos desde distintos ángulos y en distintas intensidades y colores. Por ello, se trata de un recurso precioso y debes aspirar a manejarla con maestría.
En este respecto, ningún consejo que podamos darte puede ser más útil que las enseñanzas de Luis Barragán. Cada una de sus obras es una clase maestra de manejo y administración de la luz.
Así que te recomendamos que dediques tiempo a estudiarlo a conciencia. No te imaginas todo lo que puedes aprender de él.
La temperatura de la luz no es un mero capricho estético, sino que de verdad tiene un impacto fisiológico en nosotros, y la razón es muy sencilla:
A lo largo del día, el color de la luz del sol varía. En el amanecer es rica en tonos anaranjados, pero a medio día y durante la tarde, los tonos azules son más prominentes por efecto de nuestra atmósfera. Finalmente, hacia el atardecer los tonos naranjas vuelven a dominar.
Estas variaciones de luz son las responsables de nuestro ciclo circadiano: los tonos cálidos y tenues hacen que produzcamos melatonina, una hormona que nos provoca sueño y nos hace dormir.
En cambio, los tonos azules cierran por completo la producción de melatonina, es por ello que durante el día estamos activos y con energía.
Como interiorista, tú tienes el poder de decidir qué va a sentir el usuario de tus espacios según la iluminación que escojas.
Por regla general, los espacios que requieran concentración y en los que se harán actividades enérgicas, deberían estar iluminados con luz fría, mientras que los lugares de descanso y relajación son más confortables con tonos cálidos.
Como dijimos anteriormente, nuestros ojos se adaptan a la luz que reciben. Y este fenómeno es muy importante.
Seguramente has estado en algún cuarto iluminado por un sólo foco, colgado del centro o de un rincón.
Cuando el emisor de luz está dentro del campo visual -como en este ejemplo-, tus ojos tienen que ajustarse constantemente para no ser lastimados por la intensa luz del foco, pero también para poder ver la tenue luz reflejada por los demás objetos en el cuarto.
Este estrés ocular termina produciendo irritación, molestia y a veces incluso dolor de cabeza y migraña. Por ello, es importante que siempre que propongas una luminaria, tengas cuidado de que la luz que emiten no llegue directamente a los ojos de los usuarios.
La mejor manera de hacer esto, es a través de alzados y cortes esquemáticos en los que puedas estudiar el comportamiento de los conos de luz y el campo visual del usuario.
Durante el día, tu visión funciona de maravilla porque la luz solar se dispersa en su paso por la atmósfera y como resultado, llega desde todo el ancho y largo del cielo. Es decir que, durante el día, contamos con dos tipos de luz: -Iluminación directa, también conocida como “pleno rayo del sol”
Esta combinación de luces es la receta perfecta para iluminar cualquier espacio, pero con frecuencia, los diseñadores se enfocan demasiado en la luz directa y se olvidan de la luz difusa.
La mejor manera de inundar un espacio con luz uniforme es a través de iluminación indirecta. Es decir, haciendo que la luz proveniente de la luminaria sea reflejada por un área grande: un muro o una parte del plafón. De este modo, esta área grande se convierte en una fuente indirecta de luz.
Así, podemos tener una luz difusa muy cómoda y confortable en cualquier espacio. Si quieres comprobarlo, prueba apuntar una lámpara de mano directo hacia tu escritorio: tendrás una luz muy intensa pero no muy cómoda porque estarás rodeado de oscuridad.
Luego, apunta el haz de luz hacia el techo. Inmediatamente notarás cómo te envuelve una iluminación tenue pero regular a la que tus ojos se pueden acostumbrar con facilidad, pues los contrastes son muy moderados.
Una vez que tienes luz difusa distribuida en tu espacio, lo siguiente es trabajar con luz directa.
La luz directa es un recurso sumamente poderoso en el diseño de interiores. Si se usa de manera adecuada, puede hacer que cualquier objeto gane protagonismo.
Por ejemplo, piensa en una exposición de museo. Las piezas en los museos siempre lucen espectaculares, y esto se debe en gran parte a la iluminación directa de la que gozan.
Este es quizás el mejor tip de interiorismo de todos: tener un mueble protagonista en tu diseño le da un toque increíble de sofisticación y complejidad a la composición espacial.
Dependiendo de la escala del proyecto, el elemento protagónico puede ser algo pequeño, como un busto o mediano, como una escultura. Pero en definitiva, nada luce mejor que un mueble de diseño bien iluminado, especialmente uno de tipo barroco, victoriano o Luis XV, pues las formas complejas y ricas en curvas y detalles ayudan a crear un claroscuro visualmente irresistible.
Ahora que conoces estos tips de iluminación, ¿Qué esperas para aplicarlos? La mejor forma de aprender es hacer, y para que puedas hacer tus proyectos de interiorismo como un profesional, hemos preparado esta guía: Cómo elaborar y presentar un proyecto de interiorismo de alto nivel.
¡Echa un vistazo, estamos seguros de que aprenderás muchas cosas útiles!