Tu cliente no es interiorista y lo más probable es que no conozca por nombre los estilos que le gustan, sin embargo, seguramente tiene una idea general de qué quiere lograr en su espacio, e incluso puede ser que tenga una selección de imágenes obtenidas de internet que se aproximan a lo que a él le gustaría.
Estas imágenes casi siempre son de espacios diseñados acorde a un estilo bien definido, un estilo con el que tu cliente se identifica. Por ello, tu misión como diseñador es identificarlo para poder determinar la personalidad decorativa de tu cliente.
Para lograrlo, lo más importante es que cuentes con un bagaje cultural y visual que abarque una buena cantidad de estilos. Por ello hemos elaborado para ti este glosario en el que listamos los diez de las tendencias de diseño interior más populares.
Este estilo puede encontrarse en las majestuosas casas de las colonias Del Valle, Polanco, Condesa e Hipódromo de la Ciudad de México. Se caracteriza por tener aplanados blancos en muros, y cerramientos curvos en puertas y ventanas.
Además, es común ver rejas de hierro forjado, aleros con tejas, y sobre todo, una rica ornamentación hecha en cantera rosa alrededor de puertas y ventanas, que contrasta con la sobriedad de los muros.
Los interiores de las casas son igual de contrastantes que las fachadas: los acabados son en colores neutros, pero con aplicaciones ricamente decoradas. Como los espacios son amplios, los muebles están sobredimensionados y son grandes e imponentes: elaborados con maderas duras y tapizados con lino o incluso seda.
Estos factores en conjunto hacen que el colonial californiano sea sinónimo universal de alcurnia y buen gusto.
Propio de casas de campo y residencias de descanso, este estilo obtiene su encanto de la sencillez y de las texturas fuertes de los materiales naturales. Normalmente incluye elementos de madera intemperizada, piedra, concreto y textiles de yute, lana y algodón.
Los interiores están diseñados con colores neutrales que dirigen la atención al carácter fuerte de los materiales usados en los pisos y en los muebles.
Los muros generalmente son blancos, aunque también pueden ser de acabado aparente, es decir, sin ningún recubrimiento.
Traído a México en los años 30’s, el Art Deco se caracteriza por su elegancia. Emplea muchos acentos en metales pulidos, como acero inoxidable, cromo y sobre todo, bronce. A diferencia de otros estilos “vintage” que recurren a motivos florales, las formas y contornos del Art Deco están fuertemente geometrizados y casi siempre se pueden ver juegos de volumetría que contrastan las diferencias entre los acabados.
Las luminarias son parte central de la decoración y tienen diseños acordes. Cabe destacar que en el Art Deco, el mobiliario juega un papel muy importante, pues las sillas, mesas y sofás son grandes, generosos y toman el protagonismo de los espacios.
Las gamas cromáticas más usuales son ocres, con acentos en bronce pulido y mármol negro.
Las casas modernas se enfocan en la sencillez, la limpieza y la ausencia de decoración y detalles innecesarios. El mobiliario es de líneas suaves y limpias, de manera que recuerda a los principios de la Bauhaus.
Las gamas cromáticas de estos espacios siempre son tonos neutros, como blanco, escala de grises y a veces ocres. Sin embargo, a diferencia de los interiores minimalistas, los espacios modernos se permiten toques de colores vívidos como rojos o turquesa en elementos como vajillas, cortinas y tapetes.
Este estilo es la opulencia, la grandiosidad y el lujo del barroco traído a la modernidad. En él podemos identificar muebles sumamente elaborados y ricos en ornamentación, acentos dorados y materiales como mármol, granito y estucos pulidos.
Este estilo es sumamente simétrico, y al tratarse de una reinterpretación del barroco, admite todas las licencias creativas en términos de gamas cromáticas y materiales. Por ello, es muy popular entre los diseñadores más rebeldes.
De manera paralela al NeoBarroco, el estilo Victoriano moderno se trata de una reinterpretación de diseño británico del siglo XIX, en el que los espacios son amplios, bien iluminados, y ante todo, sumamente elegantes.
En este estilo, el elemento primordial es el mobiliario, que rompe con la simetría y permite composiciones mucho más orgánicas y relajadas.
Un interior Victoriano no está completo sin un candelabro o una luminaria elegante y majestuosa. Aunque el estilo es muy flexible en términos de colores y materiales, por lo general los muebles y los acabados están en una gama cromática armónica en tonos suaves y neutros, mientras que los colores de acento son proporcionados por la decoración.
Sin duda, uno de los favoritos entre los entusiastas de los estilos vintage. El Luis XV originalmente era sólo un estilo de ebanistería, pero causó tal sensación que se convirtió en todo un estilo de decoración que también recibe el nombre de Rococó
Como tiene su origen en los muebles destinados a las alcobas privadas de la corte, este estilo es sumamente íntimo y acogedor: las superficies curvas y los detalles intrincados crean un ambiente estilizado a la vez que relajado.
Al tratarse de una reinterpretación de una corriente histórica, este estilo admite toda clase de intervenciones y propuestas, pero por lo regular se utilizan materiales acústicos como alfombras y chapas de madera, que contribuyen a crear una atmósfera silenciosa y sin ecos, perfecta para una sala o una recámara..
Comúnmente se confunde entre el estilo contemporáneo y el moderno, sin embargo, hay algunas diferencias muy importantes.
Por ejemplo, el estilo contemporáneo es ecléctico, es decir, que toma elementos de otros periodos. El mobiliario minimalista puede ser combinado con molduras que enmarcan puertas y ventanas, dando lugar a una atmósfera elegante, limpia y acogedora.
En el estilo contemporáneo, los muebles están tapizados con textiles sencillos como lana, algodón y lino, sin ornamentaciones ni patrones y casi siempre en superficies planas. La gama cromática suele ser en tonos neutros y claros que provocan una sensación de amplitud muy agradable. Los acentos son proporcionados por muebles centrales.
Uno de los estilos más célebres de los últimos años. El minimalismo consiste en liberar el espacio de cualquier elemento innecesario, y únicamente conservar aquellos que son necesarios para vivir de manera funcional.
El minimalismo se enfoca en la sencillez, y el carácter es aportado por los materiales empleados en los acabados.
Los interiores minimalistas son monocromáticos, y abundan las superficies libres y limpias. Todos los elementos que componen un espacio de este tipo tienen líneas de diseño limpias y sobrias y con frecuencia los lugares de almacenamiento quedan ocultos, pues el minimalismo aprecia el valor del espacio vacío y la ausencia de ornamentación.
El estilo urbano, también llamado industrial suave, rescata los principios del Loft de los 70’s, y lo combina con una especie de estilo rústico, en el sentido que no teme incorporar elementos propios de un entorno urbano, como tabiques expuestos, luminarias y decoración elaborada con materiales de uso industrial, como tubos y perfiles metálicos.
La gama cromática del estilo urbano tiende a ser oscura, y en algunos casos, el techo se pinta de negro completamente para dar una sensación de gran altura. Por ello, la iluminación es abundante.
Este estilo también es ecléctico, y con frecuencia integra muebles de otras corrientes que le dan un balance entre lo urbano y lo humano al espacio.
Estos estilos son sólo eso, estilos, y tú puedes apropiarte de ellos, reinterpretarlos, mezclarlos y ponerles tu sello único y personal. Ahora que tienes estos conocimientos, lo siguiente es saber cómo utilizarlos para elaborar y presentar un proyecto de interiorismo capaz de enamorar incluso al cliente más exigente.
Anticipándonos a ello, hemos elaborado esta guía donde encontrarás los siete pasos clave que debes seguir para llevar tu práctica del interiorismo a un nivel profesional.
Descarga ya la guía de los 7 pasos clave para presentar un proyecto de interiorismo de alto nivel: la guía de los experto